Pick-Up Coffee nació del tipo de llamada que cambia el rumbo de una vida. Durante la pandemia, Jaime González Fernández —entonces en el mundo corporativo— recibió una propuesta sencilla en apariencia: abrir una cadena de cafeterías accesibles, rápidas y con café de verdad. El concepto lo atrapó de inmediato. Era el punto de partida de una misión que hoy impulsa una de las startups de café más dinámicas de Asia y Latinoamérica.
Visita también: Shake Shack le pone sabor a diciembre con su nueva Holiday Shake
“Siempre tuve la inquietud de emprender”, recuerda. “Cuando surgió la idea con Diego, entendí que era el momento.” Lo que comenzó como un boceto en plena incertidumbre global se transformó, en solo tres años, en una marca omnipresente en la vida diaria de miles de personas.

De Manila a la CDMX: tropicalizar un modelo global
El crecimiento en Filipinas fue meteórico, pero trasladar la idea a México implicó replantear casi todo. Jaime lo explica con humor: “El trópico asiático no es igual al mexicano”. La adaptación pasó por ajustar bebidas calientes, tamaños, panes e incluso el perfil del café para crear una propuesta que resonara con la cultura local.
La expansión fue rápida: en su primer año, Pick-Up Coffee alcanzó 30 sucursales en México, impulsada por una visión clara y un menú accesible que combina clásicos como el cappuccino con opciones como matcha japonés, taro o bebidas con tapioca.
Café de especialidad para todos… sin pretensiones
En un mercado donde el café de especialidad suele asociarse con precios elevados o discursos elitistas, Pick-Up Coffee se posiciona como una alternativa más cercana. Su filosofía es directa: que un buen café sea un hábito cotidiano, no un lujo.
“Diseñamos Pick-Up para que el modelo se vea mejor a escala”, explica Jaime. “Cuantas más sucursales abrimos, más cerca estamos del cliente en distintos momentos del día.” Esa cercanía —física y emocional— es parte de su diferencial.
La app de Pick-Up Coffee permite pedir con anticipación y recoger el café listo, evitando filas y optimizando tiempos. No busca reemplazar la experiencia, sino pulirla. “La tecnología nos permite entender mejor al cliente. Ese entendimiento se convierte en eficiencia”, dice Jaime. La lógica es simple: si el café ya forma parte de la rutina, la marca facilita que esa rutina sea fluida.
La cultura interna: el motor invisible
Detrás del mostrador y la aplicación, hay una cultura organizacional muy clara: agilidad, eficiencia, mejora diaria y cercanía. Son los pilares que sostienen un modelo que crece rápido sin perder identidad. “Todos compartimos la misión de entregar la promesa en cada taza”, afirma Jaime.
Ese enfoque es también lo que hizo que Endeavor lo reconociera como emprendedor de alto impacto: Pick-Up Coffee no solo vende café, construye un sistema operativo de hospitalidad accesible y veloz.
El futuro de Pick-Up Coffee no se concibe como una meta, sino como una evolución constante. Nuevos sabores, nuevas tecnologías y nuevos vecindarios forman parte del plan. “Nos encanta innovar. Queremos seguir sorprendiendo sin perder nuestra esencia”, asegura.
Visita también: Jack Daniel’s y NFL México: una alianza que celebra la pasión y la comunidad
En una época donde el lujo se redefine como lo cotidiano que te hace sentir bien, Pick-Up Coffee se ha ganado un lugar especial: convertir un café de todos los días en un pequeño instante de felicidad compartida.

