Pocos objetos despiertan tanta emoción en el mundo del cine como la Palma de Oro. Más allá de su elegante silueta o su composición en oro amarillo sobre cristal de roca, este trofeo simboliza el máximo reconocimiento al talento cinematográfico. En 2025, el Festival de Cannes celebra siete décadas del que se ha convertido en su sello más distinguible, y Chopard, su socio oficial desde 1998, vuelve a rendirle tributo con el mismo rigor artesanal con el que ha elaborado cada edición del premio desde entonces.
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Con Caroline Scheufele al frente del diseño, la Palma de Oro actual es el resultado de una fusión entre arte joyero, simbolismo y respeto por la tradición. Elaborarla requiere 70 horas de trabajo, seis artesanos y 118 gramos de oro ético, en línea con el compromiso de sostenibilidad que la casa suiza adoptó desde 2014. Cada detalle es ejecutado con técnicas como la fundición a la cera perdida y el tallado a mano del cristal de roca que sirve de base.

Una joya que nació del cine y evolucionó con él
La historia de la Palma de Oro ha tenido varias etapas. Entre 1946 y 1954, Cannes otorgaba un “Gran Premio” representado por distintas obras de arte. No fue hasta 1955 que surgió la primera Palma como tal, diseñada por Lucienne Lazon, inspirada en el escudo de armas de la ciudad. A lo largo de las décadas, el trofeo fue adoptando nuevas formas hasta que, en 1997, una conversación entre Caroline Scheufele y el entonces director del Festival, Pierre Viot, marcó el inicio de una nueva era.
Scheufele diseñó un nuevo trofeo con líneas más modernas, incorporando elementos simbólicos como un pequeño corazón en la base, emblema de la maison. Desde entonces, la Palma no solo ha sido un galardón: es también una pieza de alta joyería. Con sus 19 foliolos de oro de 18 quilates montados sobre una base tallada en forma de diamante, la versión actual honra a Cannes y a su emblemática Croisette con un refinamiento que solo Chopard podía ofrecer.
Premios, nombres y momentos que hicieron historia
Desde su creación, la Palma de Oro ha sido el sueño de cineastas de todo el mundo. Theo Angelopoulos fue el primero en recibirla bajo el diseño de Chopard en 1998 por La Eternidad y un día. Desde entonces, figuras como Ken Loach, Francis Ford Coppola, Jane Campion o Justine Triet han sostenido el trofeo con orgullo. Ruben Östlund, por su parte, ha sido doble ganador en ediciones conmemorativas y fue el único en recibir las Palmas engastadas con diamantes de las ediciones 70 y 75 del Festival.
La ceremonia de clausura de Cannes —solo superada en cobertura mediática por los Juegos Olímpicos y la Copa del Mundo— volverá a ser el escenario donde este trofeo de cine se entregue al mejor largometraje. Esta vez, lo hará de manos de Juliette Binoche, quien presidirá el jurado de la 78ª edición. La actriz francesa recuerda su primera vez en Cannes con Rendez-vous en 1985, y ahora regresa no frente a las cámaras, sino al frente de un jurado que decidirá la próxima gran historia del cine mundial.

Una pieza que es más que un premio
Para Caroline Scheufele, la Palma de Oro representa mucho más que un trofeo: es una declaración de amor al cine. Cada foliolo, cada detalle del diseño, busca rendir homenaje a una industria que inspira, emociona y transforma. Que hoy este símbolo esté elaborado con oro ético también habla del lugar que ocupan el compromiso y la evolución en la visión de Chopard.
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Y mientras la cuenta regresiva para la gala final en la Croisette avanza, la historia de la Palma sigue sumando capítulos. Uno a la vez. Como las mejores películas.

