En el imaginario colectivo, Mont-Tremblant es sinónimo de pistas nevadas, esquís y paisajes blancos de postal. Pero hay una versión igual de fascinante que pocos se imaginan: la de los meses en los que la montaña deja ver su verdadero color. Verde, azul, dorado… dependiendo de la estación, Tremblant se transforma en un escenario perfecto para una escapada que mezcla aventura, tranquilidad y sabor local.
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1. Senderos, lagos y conexión total con la naturaleza
El Parque Nacional de Mont-Tremblant cobra vida entre bosques frondosos, lagos cristalinos y un silencio que se siente como un lujo. Hay rutas para caminatas suaves, otras más retadoras, y también opciones para navegar en kayak, remar en paddleboard o lanzarse en bicicleta de montaña. Todo está diseñado para reconectar con lo esencial.
2. Una góndola panorámica para ver las Laurentides desde arriba
El esquí cede el paso a una de las experiencias más memorables del verano: subir a lo más alto de la montaña en la góndola panorámica y detenerse, literalmente, a contemplar el paisaje. El mirador ofrece vistas impresionantes de los Laurentides, y la cima es perfecta para un picnic, una buena foto o simplemente respirar profundo.
3. El pueblo peatonal se convierte en un festival al aire libre
Sin nieve, las calles del pueblo peatonal se llenan de terrazas, músicos callejeros, mercaditos y gente con helado en mano. Es fácil sentirse parte del lugar. Las boutiques locales, los restaurantes con cocina fresca y los pequeños cafés invitan a quedarse sin prisa.
4. Spas de montaña y tiempo para el bienestar
Para quienes buscan un ritmo más lento, Tremblant también es un refugio de descanso. Hay spas enclavados en medio del bosque, masajes al aire libre, jacuzzis con vista a la montaña y hoteles donde desconectar se vuelve parte del plan. A veces, solo se trata de hacer pausa y respirar.
5. Dos campos de golf con paisajes que se roban el protagonismo
Si te gusta el golf (o si te da curiosidad intentarlo), aquí vas a querer hacerlo. Le Diable y Le Géant son dos campos de campeonato rodeados de naturaleza que ofrecen una experiencia tanto técnica como escénica. Jugar aquí es parte de la magia del verano en Mont-Tremblant.
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Un destino para visitar todo el año
A solo 90 minutos de Montreal, Tremblant es una invitación a explorar la naturaleza canadiense en su versión más viva. Lo que en invierno deslumbra con nieve, en primavera, verano y otoño se convierte en un lugar que mezcla aventura, desconexión y sabor. Tal vez por eso, quienes lo conocen fuera de temporada… vuelven.