El trench coat, la prenda que con el tiempo se ha convertido en un must para cualquier armario, esconde una historia que va mucho más allá de las pasarelas. Una pieza que Burberry convirtió en todo un hito y símbolo de elegancia y distinción, primero en el ejercito y poco a poco en el mundo de la moda.
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Los inicios del trench coat se remontan a la primer mitad del siglo XIX, en Escocia, una región muy húmeda y famosa por su clima lluvioso la mayor parte del tiempo. Fue ahí donde los científicos e inventores Charles Macintosh y Thomas Hancock crearon una prenda impermeable, aunque muy pesada, capaz de repeler el agua de lluvia y así, mantener seco a quien la portaba.
Esta pieza estaba pensada principalmente para hombres de clase alta que practicaban actividades al aire libre como la caza, la pesca, y por supuesto actividades militares, razón por la cual, se volvió muy popular entre los altos rangos de la milicia.

El giro que la convirtió en un clásico
La prenda fue evolucionando poco a poco, hasta volverse algo más ligera. Fue hasta el año de 1879 que a Thomas Burberry, fundador de la compañía con su mismo nombre, quien se dedicaba a vender telas, ideó la forma de añadir la impermeabilización desde la fabricación del hilo de algodón, en lugar de la prenda completa.
El giro que Burberry dió a la prenda, la convirtió prácticamente en el uniforme no-oficial de la primera guerra mundial. Por su estilo y versatilidad, fue adoptado poco a poco por diferentes diseñadores, hasta convertirse en el clásico que es hoy en día.

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El trench coat sigue siendo la obra maestra y pieza principal de Burberry y la fabricación conserva el método original de su creador, y aunque el diseño ha tenido miles de variantes con el paso del tiempo, la firma inglesa mantiene el diseño original como parte de su colección permanente.