Panamá es una mezcla fascinante de energía tropical, arquitectura moderna e historia viva. Entre el Pacífico y el Caribe, esta ciudad se siente como un cruce de caminos: entre culturas, estilos y formas de disfrutar la vida. Aquí, los rascacielos tocan el cielo mientras las calles empedradas del Casco Antiguo cuentan historias que se resisten al olvido.
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Con su ritmo vibrante, su gastronomía con acento caribeño y su inagotable vida cultural, Panamá se ha convertido en uno de los destinos más interesantes de América Latina. Un lugar donde el lujo se siente auténtico, cercano y lleno de matices. Estas cinco experiencias lo confirman.
1. El Canal de Panamá, una historia que nunca deja de asombrar


Hay lugares que uno debe ver al menos una vez en la vida, y el Canal de Panamá es sin duda uno de ellos. Más que una obra de ingeniería, es una proeza humana que sigue dejando sin palabras a quienes lo visitan.
Desde el Centro de Visitantes de Miraflores, se puede observar el paso de enormes buques mientras las esclusas se abren y cierran como si fueran parte de una coreografía perfecta. Los museos y miradores ofrecen una mirada cercana a su historia y a su impacto en el mundo. Si se busca una experiencia más exclusiva, existen tours privados y cenas al atardecer con vista directa al canal: un espectáculo que combina elegancia, historia y mar.
2. Panamá La Vieja, donde comenzó todo


Caminar entre las ruinas de Panamá La Vieja es una de esas experiencias que te transportan siglos atrás. Fundada en 1519, fue la primera ciudad europea en la costa pacífica del continente, hasta que fue saqueada por el pirata Henry Morgan en 1671. Hoy, entre muros de piedra y torres desgastadas, todavía se siente el pulso de aquella historia.
El sitio arqueológico, reconocido como Patrimonio de la Humanidad, conserva los vestigios de iglesias, plazas y calles coloniales, además de un museo moderno que narra cómo esta ciudad fue clave en las rutas comerciales del oro y la plata. Ideal para los amantes de la historia y la fotografía, este lugar es una cápsula del tiempo en medio de la modernidad.
3. El Biomuseo, donde el arte y la ciencia se dan la mano


Diseñado por Frank Gehry, el Biomuseo es uno de los lugares más icónicos de la ciudad. Su arquitectura colorida y asimétrica parece bailar frente al mar, y dentro, las exhibiciones cuentan la historia de cómo el surgimiento del istmo panameño cambió el curso de la vida en el planeta.
El recorrido es una experiencia sensorial: pantallas envolventes, sonidos del trópico y espacios donde la ciencia se convierte en arte. Es el tipo de museo que logra fascinar tanto a los curiosos como a los amantes del diseño. Y al salir, el paseo por la Calzada de Amador completa la experiencia con una vista panorámica del skyline y el mar.
4. Casco Antiguo, el alma de la ciudad



El Casco Antiguo es la joya que guarda el espíritu de Panamá. Con sus calles empedradas, balcones floridos y fachadas coloniales restauradas, este barrio es el corazón cultural de la capital. De día, se llena de galerías de arte, tiendas de diseño local y cafés donde el tiempo parece fluir más lento. De noche, se transforma: los rooftops, bares y restaurantes crean un ambiente elegante, relajado y vibrante al mismo tiempo.
Entre cócteles, música en vivo y atardeceres dorados sobre el mar, el Casco Antiguo se convierte en ese lugar donde pasado y presente conviven con estilo.
5. Cata de ron en Pedro Mandinga Rum Bar


En Panamá también se celebra el arte de beber bien. Y si hay un lugar que resume esa esencia, es Pedro Mandinga Rum Bar, en el Casco Antiguo. Este pequeño bar, elegante pero sin pretensiones, rinde homenaje al ron artesanal panameño con catas guiadas que cuentan historias a través de aromas y sabores.
Cada sorbo revela notas de caña, vainilla y cacao, elaboradas con técnicas tradicionales que han pasado de generación en generación. El ambiente es íntimo y acogedor, con luces cálidas y música suave, perfecto para cerrar una noche panameña con un toque sofisticado y local.
Dónde hospedarte: el lujo panameño se vive así
Renaissance Panama City Hotel






Ubicado en el corazón del distrito financiero, el Renaissance Panama City Hotel es ese punto donde la energía urbana se combina con la hospitalidad cálida que distingue a Panamá. Su diseño moderno, con guiños a la cultura local, se mezcla con espacios amplios llenos de luz natural y detalles que invitan a relajarse.
Las habitaciones, decoradas con materiales nobles y tonos neutros, son un refugio ideal después de explorar la ciudad. El restaurante Lila, a cargo de chefs locales, celebra la cocina panameña contemporánea con ingredientes frescos y una presentación impecable, o bien, si quieres disfrutar de un muy buen trago al estilo Panamá, visita Jota’s Bar. La terraza con piscina ofrece una de las mejores vistas del skyline, perfecta para un cóctel al atardecer.
El hotel es también un punto de encuentro para viajeros de negocios y curiosos del arte, gracias a su colección de piezas locales y su ambiente que equilibra elegancia con autenticidad.
JW Marriott Panama





Si el lujo tuviera una dirección en la capital, sin duda sería la del JW Marriott Panama. Este ícono frente al mar se alza con una arquitectura imponente y una ubicación privilegiada en Punta Pacífica, una de las zonas más exclusivas de la ciudad.
El hotel combina elegancia contemporánea con una atmósfera serena que invita a desconectarse del mundo. Sus suites, con ventanales de piso a techo, regalan vistas panorámicas del océano y la bahía, mientras que los baños de mármol, las camas de lujo y los balcones privados completan una experiencia sensorial.
En su piscina infinita —una de las más impresionantes de la región— el mar parece fundirse con el cielo.
Para los amantes de la gastronomía, el hotel cuenta con restaurantes como Azul, Cava 15 y MASI que van desde la cocina de autor, mixología de autor, hasta propuestas internacionales, todos con el sello de excelencia que caracteriza a la marca. El servicio, discreto y atento, eleva cada detalle sin perder esa calidez tan propia de Panamá.
W Panamá
Vibrante, joven y con una personalidad magnética, el W Panamá refleja el espíritu moderno de la ciudad. Su arquitectura contemporánea combina líneas limpias, arte urbano y colores que rinden homenaje a la cultura panameña. Desde que cruzas el lobby, sientes la energía del lugar: es sofisticado, pero divertido; elegante, pero nada convencional.
Cada habitación es una mezcla entre diseño audaz y confort absoluto, con vistas espectaculares de la ciudad y detalles que van desde obras de artistas locales hasta amenidades premium. En el Living Room Bar, las tardes se transforman en noches animadas con buena música, mixología de autor y un ambiente cosmopolita.
Su restaurante Moró, con cocina panameña reinterpretada, es una parada obligada para foodies y viajeros que buscan sabores con identidad. Y si lo tuyo es relajarte, el Wet Deck Bar con vista al skyline y el spa del hotel son el refugio perfecto.
El W Panamá es más que un hotel: es una experiencia. Representa a una nueva generación de viajeros que disfrutan del lujo sin protocolos y que buscan vivir la ciudad con estilo propio.
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Panamá no se visita, se vive.
Entre historia, arte, mar y sabor, este país demuestra que el lujo no está solo en los lugares que se visitan, sino en la manera en que se experimenta cada uno de ellos.
FOTOS: Leisure & Lux









