Es imposible hablar de la Cervecería Hércules sin tocar su pasado. Aunque el proyecto cervecero comenzó formalmente en 2011, el lugar donde se levanta tiene siglos de historia. La antigua fábrica textil de Hércules, fundada en 1846, fue una de las primeras industrias del país y clave en la Revolución Industrial mexicana. Aquí se instaló una de las primeras líneas telefónicas de Querétaro, hubo electricidad antes que en muchos otros puntos del país y hasta se construyó una carretera desde Tampico para traer el equipo industrial necesario.
Visita también: Thai Fest te invita a celebrar lo mejor de Tailandia sin salir de México
Pero la verdadera revolución moderna llegó con la cerveza. En 2011, Luis y Carlos González —socios y fundadores— comenzaron a imaginar un proyecto cervecero después de viajar y probar distintas cervezas alrededor del mundo. Querían algo diferente, con carácter, y encontraron en Hércules el lugar ideal para hacerlo realidad: espacio, agua y espíritu industrial.
La producción arrancó a finales de 2012 y en 2013 salieron a la venta las primeras botellas. Desde entonces, el crecimiento ha sido constante. Primero fue solo la fábrica, luego llegó el jardín (en 2015), con un food truck y unas cuantas llaves. Hoy es un espacio que puede recibir hasta 1,200 personas, rodeado de vegetación, comunidad y buena cerveza.
En 2023 se sumó el hotel, así como otros espacios como el Salón Salvaje y la nueva taberna. Pero uno de los movimientos más relevantes fue el cambio de nave para la producción, que ahora opera con equipo alemán de Caspar Schulz, una de las casas fabricantes más prestigiosas del mundo cervecero, con tradición desde 1668. El objetivo: llevar la calidad al siguiente nivel, sin atajos.
“Si hay algo que podamos hacer para hacer nuestras cervezas mejores, seguramente lo vamos a hacer”, comparten desde el equipo. La apuesta por la calidad es tan firme que evitan incluso el término «cerveza artesanal». Para ellos, es simplemente cerveza como debe ser.
Hoy, Cervecería Hércules tiene dos bares en CDMX, presencia en algunas ciudades del país y distribución en Florida. ¿El reto? La logística en frío. Como su cerveza no está pasteurizada, debe mantenerse refrigerada todo el tiempo, lo cual limita su alcance. Pero para quienes han probado una Hércules fresca, esa decisión cobra todo el sentido del mundo.
Para quienes buscan la experiencia completa, hospedarse en el Hotel Hércules es como voltear al pasado, ya que las habitaciones y decoración están ambientadas a un estilo vintage único. Prueba de ello son las radios de cada habitación, diferentes una de la otra, pero todas originales de décadas pasadas, 100% funcionales, con el upgrade de una pastilla bluetooth, esto para que puedas conectar tu smartphone y poder escuchar tu música, pero con el estilo de los 50’s.
El área de la alberca es excepcional, ya que, además de contar con servicio de bar y snacks la ambientación te hace sentir como si estuvieras en la antigua fábrica textilera, atención en el detalle que se agreadece mucho hayan rescatado, al dar una apariencia perfecta entre lo moderno y vintage de lo que alguna vez fue una de las fábricas más importantes de la región.
Visita también: The Trillium by Awakening: arquitectura sustentable en la selva de Yucatán
Hércules no es solo cerveza. Es comunidad, historia, diseño y hospitalidad. Y aunque hay proyectos nuevos en camino —»se vienen cositas», dicen con una sonrisa—, lo que permanece es la esencia: un lugar que respira autenticidad y que sigue construyendo su historia, una pinta a la vez. ¿Eres cervecero? Este lugar es un mega must para tu próxima escapada