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El legado de la familia Icardi, una historia de Oro y Joyas, está más vigente que nunca

El legado familiar de oro y joyas de Ilaria Icardi, la hoy renombrada diseñadora italiana, es una historia de éxito como pocas. Con sede empresarial en Londres y una trayectoria de más de 30 años en el mundo de la moda hoy lanza su propia línea. Primero se resistió a seguir los pasos de su padre, pero ahora la demanda por sus piezas es tanta que casi no se da abasto.

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Durante la década de los 60’s, Umberto Icardi puso un pequeño negocio de joyería junto con sus hermanos Giuseppe y Piero en Valenza al norte de Italia. Eventualmente sus diseños serían peticionados por empresas como Tiffany & Co.

Por su parte, Ilaria negaría de manera «instintiva» sumarse al negocio familiar y siguiendo su propio camino fue a estudiar diseño de modas en Milán. Eventualmente haría su propia carrera y trabajaría en empresas de renombre mundial como Yves Saint Lauren, Celine y finalmente como directora de diseño para Victoria Beckham.

Spaceman Pendant, personalmente de mis favoritos. Está en un precio de 2100 libras.

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El Legado de Oro y Joyas

Fue en 2016, cuando murió Umberto que Ilaria recibió una Epifanía, y con ella regresó a sus raíces. A partir de 2016, junto con su hermano, Lorenzo Icardi, quien decidió seguir los pasos de su padre, comenzaron un viaje por honrar al gran hombre que inició el negocio de la joyería en la familia.

Lapis Lazuli Signet Ring
Lapiz Lazulli Signet Ring. 2400 Libras.

Juntos desarrollan una colección inspirada tanto en los diseños de Umberto y sus tíos como en la de los viajes de Ilaria por el mundo. Así, juntando dos mundos, el clásico que inicio a los Icardi en la joyería con el de la modernidad.

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Todos los diseños son hechos a mano en Valenza bajo pedido, lo cual significa que toman entre 4 y 5 semanas en realizarse, sin contar con el tiempo de envío. Definitivamente valen la pena, al fin y al cabo no solamente están hechos con metales preciosos y gemas extravagantes, también están hechos con la experiencia y amor de dos generaciones de joyeros increíblemente talentosos.  «Nunca me senté a llorar cuando murió» comenta Ilaria para el New York Times, «pero cuando trabajo en estas piezas me llegan las memorias, es como si me estuviera cuidando, lo siento».

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