Hace 10 años, Monterrey vio nacer La Buena Barra, un concepto gastronómico que se ha abierto paso entre los ávidos comensales que buscan buen ambiente, exquisita comida mexicana y experiencias de calidad. Año y medio más tarde, llegó a la Ciudad de México y, posteriormente, a Cancún, con una propuesta culinaria amplia que abarca todas las cocinas de nuestro país, desde los clásicos sabores regios, hasta platillos del mar.
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El encanto de este proyecto radica en que sus esencia está basada en las cantinas, ese espacio que ha sido refugio de músicos, poetas, locos y de todos aquellos amigos, parejas y familias que quieren pasar un buen momento, mientras degustan un buen plato.
La Buena Barra ofrece platillos que, con el tiempo, se volvieron clásicos e impedibles del lugar, como el trompo al pastor (súper instagrameable), el taco de jaiba suave, los sopes de escamoles con tuétano asado, el Rib eye en bloque de sal, la caña de filete al mezcal y el pulpo a las brasas, acompañado de mayonesa casera de paprika, tortillas de maíz y frijoles refritos.
Al menú se le puede acompañar con una oferta variada de destilados, coctelería clásica y con la joya del lugar: el vino de la casa, un blend delicado de Cabernet Sauvignon, Merlot, Tempranillo y Shiraz elaborado por la mismísima Casa Madero, una bodega que se ha dedicado al arte vinícola desde 1597, cuyas notas a frutos negros, ciruela, zarzamora y madera maridan a la perfección con la oferta gastronómica del lugar.
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La oferta de esta moderna cantina la ha convertido en uno de los referentes de la comida regia en la Ciudad de México que se debería visitar.
TEXTO POR: Érika Rivera